Es uno de los cien policías de la unidad de vigilancia comunitaria del distrito Atacames, en Esmeraldas, que fueron desalojados mediante orden judicial del hotel donde permanecían, desde hace más de 10 meses.
Cuenta que durante el terremoto de 2016 se quedaron sin cuartel, desde entonces habrían peregrinado por al menos dos alojamientos. Del último fueron echados por falta de pago de la institución, según señala.
Indica que durante estos cinco años, nadie hizo nada por reconstruir el cuartel que permanece abandonado y así lo constamos, la edificación cada vez sufre más deterioro, en el piso aún quedan algunos colchones y los inmuebles ya están oxidados.
Después del desalojo los uniformados se acomodan como pueden, uno de ellos dice que pidió posada en la casa de un vecino.
Otros, arriendan de su propio bolsillo, dicen que en estas condiciones, la operatividad del comando está en juego, más aún a puertas de un feriado, en una de las zonas más turísticas del país, y lo más insólito en pleno estado de excepción.
Solicitamos una entrevista al Ministerio de gobierno, para que aclare estas denuncias, pero hasta el momento no tenemos una respuesta.
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